Un viaje a Estambul, imprescindible en su itinerario aventurero
Estambul es una de las ciudades más grandes del mundo. Sin dudas, es la más famosa y poblada de Turquía, y cuenta con una gran escenografía; por lo que, un viaje a Estambul, debería ser primordial en su itinerario viajero
La belleza de Estambul está dispersa por toda la ciudad. Desde el Estrecho del Bósforo –que separa Asia de Europa– y el Cuerno de Oro, con puentes y barcos, hasta la hermosa arquitectura y sus cientos de mezquitas, llenan de colores este lugar de casi 13 millones de habitantes.
Las maravillas de Estambul
En un viaje a Estambul, quedarás maravillado por las siluetas de las mezquitas con sus minaretes emergiendo en todas las direcciones, las gaviotas cruzando las fotos, o el bullicioso movimiento que emanan los bazares.
También te maravillaras con el color de las delicias turcas en las vidrieras, el olor de los kebabs, el acueducto de Valens y los autos pasando entre sus arcos, las murallas antiguas adosadas, y, en algunos lugares, las construcciones más nuevas, con hermosas casas y tiendas.
Un viaje a Estambul te brindará una desmesurada capacitación de historia, cultura y podrá ver las más alucinantes mutaciones urbanas –con la fascinación de saberse entre Europa y Asia, entre Oriente y Occidente–. Asimismo, cualquier viajero –con la ayuda de Greca Viajes– tendrá que hacerse una o varias listas y organizar las jornadas entre los paseos clásicos como Santa Sofía o la Mezquita Azul y los barrios de moda como Balat y Fener.
Santa Sofía y la Mezquita Azul, dos de sus perlas
En un viaje a Estambul no te podrás perder de visitar la buscada, mencionada y fotografiada Mezquita Azul, también conocida como la Mezquita del Sultan Ahmet Camii, construida entre 1609 y 1616, que es la segunda más grande de la ciudad y la tercera más grande de Turquía.
¿Por qué azul? Es por los 21.000 azulejos hechos a mano, de tonalidad azul. Actualmente, el interior de la Mezquita está en proceso de restauración por lo que los andamios y las maderas tapan parte de la belleza que puedes encontrar.
Muy cerca en términos de distancia, pero separada por más de mil años de historia, precisamente enfrente, está Santa Sofía –Hagia Sophia o Ayasofya–. Sus orígenes hay que buscarlos en el año 360, como catedral del Imperio Bizantino, aunque el edificio actual data del 532. Tras la conquista de Constantinopla en 1453, Mehmet II convirtió Santa Sofía en la mezquita de Ayasofya. En 1931 cerró al público y el edificio reabrió en 1935 convertido en un museo.
Tal vez en un viaje a Estambul, tenga suerte y te cruces con el gato Gli, uno de los personajes –actuales– más famosos en Santa Sofía (hasta tiene cuenta de Instagram: @hagiasophiacat) y que hasta se ha tomado fotos con el expresidente de Estados Unidos, Barack Obama.
No es extraño. Los gatos en Estambul son cosa seria. Los alimentan, los cuidan, les hacen casitas para protegerlos de la intemperie, los dejan entrar en los locales y hasta tomar siestas en los umbrales sin importar que interrumpan el paso. Estrenado hace un par de años, el documental Kedi (Gatos de Estambul) muestra parte de todo esto.
“Sin gatos, Estambul perdería su alma”, se escucha en el filme y sigue: “En Estambul, el gato es más que un gato. El gato representa el caos indescifrable, la cultura, la singularidad esencial de Estambul”.
No muy lejos de Santa Sofía, a unos 15 minutos de caminata, está el laberíntico, colorido y multitudinario Gran Bazar: lo que hace aún más atractivo un viaje a Estambul. Este Gran Bazar comenzó a construirse en 1455, con el sultán Mehmed II y actualmente es un mundo de gente y de tiendas: tiene unos 4.000 locales -joyas, ropa, carteras, souvenires, dulces turcos, chucherías hechas en China, lámparas, vasijas de cerámica, alfombras-, 22 puertas y dicen que cada día circulan por allí hasta 500.000 visitantes.
En una ciudad como esta -que nació como Bizancio, fue Nueva Roma y Constantinopla y hoy Estambul-, pasás en cuestión de minutos de hablar de las mezquitas, el Hipódromo, las murallas y el Imperio Romano, a los palacios y sultanes otomanos; de los hipnóticos giros de los derviches, al mítico tren Orient Express. Por lo que un viaje a Estambul será para usted una experiencia inolvidable.
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